Fallamos por falta de control, auto sabotaje, estrés y emociones negativas que acaban teniendo repercusiones negativas a la hora de ejecutar los pasos necesarios para lograr los propósitos.
Los objetivos y las metas, al igual que los propósitos de Año Nuevo, deben seguir una estructura y un orden que, en conjunto, harán que podamos alcanzarlos.